El vivo pincel de
Barcelona
Los museos de Barcelona resguardan la obra de algunos de los artistas más célebres de España
Las afamadas torres cónicas de la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona se alzan como altos pinceles para impregnar de sorpresivos colores los cielos de una ciudad que, en España y el mundo, es sinónimo de arte y cultura. Esta empresa mística y deslumbrante, que iniciara Antonio Gaudi en 1882, prosigue su paciente avance hasta la fecha, aunque aún falta un largo camino para completar el sueño cautivador del imaginario ajedrez que conforman sus 18 torres. Este armazón inacabado se ha convertido ya en el sitio más emblemático de la península ibérica, con más millones de visitantes al año que los que convocan el Museo del Prado o la Alhambra.
Al pie de la imponente altura de sus esbeltos y vertiginosos campanarios, se encuentra el mismo museo de la basílica, el cual es un excelente punto de partida para emprender la ansiada visita de los formidables museos que guardan la obra de grandes artistas nacidos en la capital catalana, así como de aquellos que hicieron de ella su lugar preferido para residir o transmitir y preservar su legado.
Y es que en las tantas salas y pabellones de Barcelona perdura la obra salida de la mano de nombres tan importantes como Gaudi, Miró, Dalí, Picasso, Tapies, Casas i Carbó, Fortuny, y más.
La larga lista de estos recintos es a la vez atrayente y abrumadora, pero a manera de un breve compendio podemos mencionar algunos lugares que resaltan como los grandes encabezados de la prensa.
Sin duda el de mayor escala es el Museo Nacional de Arte Catalán, cuyas cúpulas se alzan en la cima de la colina de Montjuic y que ofrece la colección de arte románico, perteneciente al medioevo, más grande de Europa. Este imponente edificio, construido para la Exhibición Internacional de 1929, es a la vez un vasto mirador que domina el intrincado panorama de la ciudad, la cual a su vez le devuelve una mirada dirigida a su prominente figura. En el mismo parque se ubica también la Fundación Miró, un espléndido conjunto de edificios, de depurado estilo racionalista, el cual contiene la astronómica cantidad de cerca de 11,000 obras del célebre artista catalán (8,000 de ellas son esbozos y dibujos).
Descendiendo de Monjuic, ya en la Ciutat Vella, se puede deambular entre una numerosa galería de museos insignes, como el de Picasso, creado en 1963, y que contiene más de 2,500 obras donadas por el artista. La obra se exhibe a lo largo de un conjunto de magníficos edificios de los siglos XIII al XV en los que se aprecia un grato contrapunto entre los muros medievales y los lienzos modernistas. Otra obra renovada recientemente es la de la Fundación Caixa Forum, asentada dentro de las extensas galerías de una antigua fábrica de estilo Art Noveau, en donde se puede visitar una amplia gama de exposiciones, o bien participar en múltiples actividades educativas, así como de promoción social.
Avanzando en el tiempo hasta principios del siglo XX, encontramos otras dos afamadas obras de Gaudí convertidas en museos. Una de ellas es la Casa Milà, conocida como “la Pedrera”, con su ondulante fachada como los edificios de arena, y actualmente abierta al público y a las expresiones del arte. Uno de los aspectos más gustados de la visita, es el caminar por los andadores de su azotea marcada por gruesas y extravagantes torres de forma espiral. El otro espacio es el Museo Modernista de la Casa Batlló, cuya enigmática decoración se caracteriza por la presencia de un sinnúmero de formas fantásticas.
En su andar a lo largo de los barrios históricos, el paseante suele experimentar un súbito salto en el tiempo, al estar frente a los edificios recientes de moderna factura, entre los cuales podemos destacar el Museo de Arte Contemporáneo, inaugurado en 1995, y proyectado por Richard Meier, así como el Pabellón de Mies Van Der Rohe, con su rigurosa geometría que reúne la transparencia del vidrio con los vértices entramados del acero.
Otra de las obras recientes es el Museo del Modernismo Catalán, que conserva obras notables del periodo del Art Noveau, exhibidas en un edificio diseñado por el arquitecto Enric Sagnier.
Si se dispone de más tiempo, Barcelona siempre nos invita a proseguir la búsqueda y el descubrimiento de muchos otros espacios y recintos. Sin embargo, este breve recorrido sirve a manera de un boceto que traza, a grandes rasgos, algunas de las huellas que el arte ha grabado en las múltiples facciones de este destino, que como un faro cultural, se extiende sobre la tinta azul que tiñe las aguas del mediterráneo.