Castellfollit
Un monumento esculpido en el paisaje y el tiempo
Castellfollit de la Roca es un rincón remoto de la provincia de Gerona. Una villa a la vez minúscula y prominente ya que solo ocupa menos de un kilómetro cuadrado de extensión. Sin embargo su evocadora estampa es un imán que atrae a los pintores amantes de los tesoros paisajísticos. Y es que la villa reúne un emplazamiento natural soberbio, que convive con la labor de la añeja y meticulosa mano de sus constructores. Como en tantos otros poblados y estructuras esparcidas a largo de España, la villa se desenvuelve a lo largo de una composición arquetípica, en donde todo parece desprenderse de alguna torre, muralla o campanario. Obras realizadas por artistas anónimos, que sin embargo dejan una huella permanente en la memoria y el tiempo. También es un lugar idóneo para revelar el talento fotográfico de sus visitantes, que siempre encuentran una rica variedad de vistas delante de la lente.
La aldea cuenta con un población de tan solo 1,000 habitantes, quienes viven en un entorno privilegiado y preservado como si el tiempo se hubiese vuelto inmóvil para respetar su imagen.
Castellfollit es un genuino remanso, aunque cercano a la carretera que viaja de Gerona a la cercana ciudad de Olot, Su aspecto sobresaliente se logra, como en muchos enclaves de la España histórica, por estar asentado en la piedra que le sirve como un pedestal incomparable. En este caso el conjunto se yergue sobre una especie de isla elevada a 50 metros sobre la planicie. Sus flancos basálticos son un muro gigantesco en el que se incrustan las formas sorprendentes y caprichosas del basalto.
En la parte más estrecha de su casco urbano, las casas se alinean sobre el límite del acantilado. que semeja un precipicio vertiginoso.
La plaza tiene un carácter eminentemente pétreo, Sus calles, estrechas y manchadas por las formas cambiantes de las sombras, también son de basalto y están dispuestas a manera de un firme tapete de dibujo quebradizo. Las fachadas son adustas, pero con balcones festivos que lucen el vibrante colorido de su flores y tiestos colgantes.
La iglesia principal de San Salvador data del siglo XIII, y actualmente funge como un espacio cultural y de exposiciones, recubierto de un techo de largas vigas de corte contemporáneo. En este punto es obligado ascender al mirador situado en lo alto de la torre del campanario para pasear la vista por los tejados de la añeja y compacta villa, así como el vasto paisaje. Desde ahí se pueden apreciar ríos, campos y cultivos, así como las fincas aledañas que crean un ambiente bucólico intemporal.
El largo riscal fue tallado durante milenios por el cauce de sus dos ríos: el Fluviá y el Toronell, que la circundan. Ambos conforman un perímetro fértil y refrescante ideal para emprender todo tipo de caminatas, paseos y excursiones. Durante el recorrido se encuentran arcos y puentes de traza evocadora, como el viejo puente medieval de piedra y madera, pero que sigue un diseño arqueado que bien pudiera atribuirse a la mano de algún famoso arquitecto contemporáneo. A lo largo del río el paseo está acompañado por una verde fronda de arbustos y plantas que enmarcan el recorrido en todo momento.
Castellfollit es un punto que se encuentra en la parte septentrional del parque nacional de la Zona Volcánica de la Garrocha, una reserva natural de gran valor escénico, por sus múltiples elevaciones rocosas y panorámicos miradores.
A pesar de su pequeña escala, Castellfollit y sus alrededores ofrecen diversos albergues y casas rurales en los que se disfruta de un ambiente vernáculo y acogedor, circundado por gruesos muros empedrados y paredes con armados de madera.
En sus calles y plazas también existen gratos restaurantes y tabernas para comer o beber relajadamente.
A primera vista, la plaza da la idea de un bastión inexpugnable, sin embargo su historia no se caracteriza por contiendas o asaltos. Tampoco cuenta, como su nombre sugiere, con un castillo, pero el conjunto se yergue como una fortaleza civil.
La visita detenida de la villa y los alrededores generalmente ocupa buena parte de la jornada, aunque también puede servir como punto de partida para emprender salidas a tantos otros lugares y parajes que se encuentran a una corta distancia en esta zona invitante, cercana al ámbito impresionante de los Pirineos.