Montefrío
Una de las vistas más imponentes de Andalucía la forma el alto tajo, en forma de quilla, que preside la vista de esta escarpada villa al norte de Granada
La cautivante villa de Montefrío surge de manera escultural entre el paisaje de las colinas y serranías del noreste de Granada. Su fisonomía piramidal se caracteriza por un atractivo mosaico formado por centenares de casas y edificaciones incrustadas en las sinuosas formas del paisaje. Todas mantienen un estilo armonioso, con una paleta de colores orquestados en torno al blanco predominante de sus muros, así como a la gama de terracotas de su tejados, que le dan a la villa una unidad estilística ejemplar, que a su vez combina con los tenues tonos de durazno presentes en la piedra de algunos de sus monumentos de mayor escala.
Los anales de Montefrío, declarada Conjunto Histórico Artístico Nacional en 1982 y proclamada como una de las Siete Maravillas de Granada, se remontan a los tiempos del neolítico, aunque ya desde las épocas romana y visigoda este asentamiento había adquirido una importancia creciente. Su actividad tradicional evolucionó del pastoreo a la agricultura, y en la actualidad los muchos campos que la circundan presentan la vista gratificante de sus árboles de olivo, el cultivo principal y más representativo de la entidad.
Su imponente fortaleza se construyó en 1354, bajo el reinado de Abdú Abdalá Yusuf. Durante la ocupación mora cobró gran relevancia, ya que su cercanía con Granada la hacía un enclave estratégico para resguardar las fronteras del reino andaluz. De hecho hay una influencia cercana de estos dos lugares, ya que el arquitecto autor del castillo, fue el mismo que edificara la Alcazaba de la Alhambra. También el rey Yusuf, antes de ser proclamado como monarca de Granada, vivió como príncipe de los abencerrajes dentro de sus murallas. Incluso su destino permaneció ligado, ya que su caída en las guerras de la reconquista en 1486, presagió el final de dominio árabe en 1492.
Después de retomar la plaza, los Reyes Católicos mandaron construir una iglesia sobre los restos de la antigua fortaleza. Este conjunto se conoce actualmente como el Castillo de la Villa, y la torre de la iglesia, conocida como “El Centinela”, sobresale como el punto más alto del cerro de la Encarnación. Su impresionante altura ofrece una vista excepcional tanto hacia las lejanías, como a la vertiginosa trama de sus calles y tejados, que yacen a sus pies.
Al descender de este rocoso promontorio se puede recorrer el casco urbano, en donde nos aguardan otros monumentos notables. El que más destaca, por su forma parecida al Panteón de Agripa Adriano, en Roma, es la Iglesia de la Encarnación, inaugurada en 1802 durante el reinado de Carlos III, siendo la única iglesia de planta circular en toda España desde la reconquista. El interior se cobija bajo su gran bóveda, mientras que su exterior se enmarca por una amplia y agradable plaza.
Los otros atractivos de importancia son la Iglesia del Convento, fundada por los franciscanos, quienes realizaron importantes obras de caridad, gracias a los donativos procedentes de familias nobles cuya riqueza provenía del desarrollo ganadero. Al paso del tiempo el convento fue abandonado y hoy es la sede del Centro Gastronómico Comarcal denominado “La Máquina”, que impulsa el rico patrimonio culinario de la zona y de su exquisita cocina arábico-andaluza. También se puede visitar el Hospital San Juan de Reyes, totalmente remodelado y reabierto en 2010. Para completar la ruta el visitante aún puede recorrer los gratos patios, salones y pasillos de Casa del Ayuntamiento, la Antigua Iglesia de San Sebastián y la Casa de los Oficios. Otros de los elementos singlares del callejonear por Montefrío son las muchas cruces erigidas en diversos puntos de la ciudad, cuyo origen se atribuye a la conmemoración de fallecimientos u ofrendas.
En todo Montefrío prevalece el tono austero y macizo de su arquitectura, con muros de sillería de piedra caliza y paredes encaladas. Esta aparente austeridad se complementa con la atmósfera vivificante que le brindan sus atractivos lugares turísticos y de reunión como tiendas, bares, y restaurantes en los que se comparten ambientes cálidos y relajantes. Para hospedarse se cuenta con algunos albergues y hoteles dentro del casco principal, pero también conviene descansar en sus acogedoras posadas, casas rurales, cortijos y huertos ubicados en las inmediaciones, que ofrecen al visitante ambientes únicos para disfrutar una estancia diferente, con un estilo más acogedor y casual.
Finalmente la imborrable estampa de Montefrío cobra un realce especial si se le puede admirar con su iluminación nocturna, o bajo el ambiente nevado que pinta nuevamente su faz con la blancura de las nieves del invierno que inesperadamente descienden sobre el perfil de este soberbio bastión de Andalucía.