Castillo de Peñafiel
El Señorial Sabor de la Ribera del Duero
El Castillo de Peñafiel, además de ser Monumento Nacional desde 1917 y la fortificación más grande de Castilla, presenta aún muchos otros atractivos, que lo convierten en un centro turístico de creciente culto e importancia.
El alto bastión tiene una ubicación privilegiada en la cima que comanda los valles formados por los ríos Duero, Duratón y Botijas. Junto con el pueblo que yace a sus faldas, la localidad es conocida como la “Cuna del Duero” y en cuya ribera se asienta una de las zonas vinícolas más prestigiadas de España y la que ostenta más denominaciones de origen que ninguna otra. El auge de la región ha convertido a Peñafiel en una meca para los amantes del vino y la enología. Desde 1999, en una de las naves de la fortaleza, se aloja el Museo Regional del Vino, sitio que convoca a más de 100,000 visitantes al año.
Sus instalaciones albergan una detallada museografía con la historia y los procesos del vino, así como una sala para catas y degustación de los mejores caldos de la comarca. Además, los amantes del vino pueden participar en cursos y talleres de enología conducidos por expertos.
En los exteriores, la visita al castillo representa un estimulante recorrido a través de una intricada estructura de 28 cubos almenados que nos conduce hasta la cumbre. En este punto un largo andador al aire libre nos permite caminar descansadamente, disfrutar de la brisa y apreciar un panorama de 360 grados que ofrece vistas atrayentes, tanto de la villa de Peñafiel como de las lejanías pobladas de cultivos y una fecunda vegetación.
El origen del monumento se remonta al siglo X, ya que el primer dato de su existencia data del año 943. Las antiguas crónicas narran como el célebre caudillo árabe, Almanzor se apoderó de ella en 983, siendo reconquistada en 1013 por un conde castellano Sancho García, quién cambió el nombre de Peña Falcón por el de Peñafiel, proclamando que “desde hoy será la peña más fiel de Castilla”.
El edificio esta formado por una larga nave cuyo frente se extiende por más de 200 metros y con un ancho de 35 metros, por lo que ha sido comparado con un navío –el “Buque de Castilla”– que flota entre la niebla que a veces inunda los valles. A su vez la conformación de su arquitectura está coronada por la masiva estructura de la Torre del Homenaje que, junto con su doble muralla, hacían sumamente difícil el asalto y conquista de este estratégico enclave.
A lo largo de la historia el castillo sirvió de residencia a distinguidos miembros de la realeza y especialmente fue asiento de Alfonso X, el Sabio, quién lo ocupó como un señorío dedicado a su nombre durante el siglo XIII.
Una vez en el pueblo se está rodeado por un magnífico entorno histórico en donde destaca la Plaza del Coso, de aspecto rústico y del medievo antiguo, con su amplia plazoleta flanqueada de casas bajas con balcones y ventanería de añeja madera. En este sitio se celebran, especialmente en agosto, fiestas taurinas de gran colorido y tradición, con encierros al estilo de Pamplona. Además Peñafiel cuenta con otros museos como el de Arte Sacro, el Aula de Arqueología, la Casa de la Ribera y Cosovisión. Por su parte se realizan visitas campestres a un gran número de bodegas de renombre que se encuentran en sus alrededores, como las de Matarromera o Protos, con rasgos acentuados de arquitectura vanguardista que contrastan con el venerable trasfondo del castillo.
El placer que nos brinda la visita a Peñafiel combina enología, gastronomía, historia y un paisaje que merece un brindis que bien preserve el sabor atesorado en sus vides y en su tierra.