Ronda
Más que una ciudad, Ronda es uno de los legados más entrañables, que ha cautivado a grandes artistas, que la acogieron como su verdadera patria
La ciudad de Ronda es uno de los hallazgos más impactantes que esperan a los viajeros que se adentran en las añejas sierras del sur de España. Dentro de sus muchos atractivos, sin duda la estampa más memorable es la del grueso arco del Puente Nuevo, flanqueado a ambos lados, a manera de los pilares de Hércules, por las escarpadas y caprichosas formaciones rocosas, a las cuales une para conectar los dos ámbitos más antiguos de la ciudad: el moro y el cristiano.
Cien metros debajo de esta imponente y artística estructura, diseñada en el siglo XVIII por el arquitecto Martín de Aldehuela, corre el río Guadalevín. al cual se puede llegar por medio de una empinada escalinata que semeja un recorrido que lleva al viajero desde las oscuras cavernas debajo del puente, hasta el grato frescor a cielo abierto, que nos aguarda junto al cauce del río.
Su espectacular emplazamiento ha sido el tema para pintores de la talla de David Roberts, autor de las reveladoras litografías de Egipto y Tierra Santa, quién pintara a Ronda en el siglo XIX. También Gustavo Doré encontró en esta ciudad vistas preservadas en sus magistrales grabados.
Pero además de pintores, Ronda siempre ha sido un imán para importantes artistas. En ella residió el más famoso poeta romántico alemán: Rainer María Rilke, quién la exaltó como uno de los mayores descubrimientos de su vida, diciendo: “he buscado por todas partes la ciudad soñada, y al fin la he encontrado en Ronda”. Así en la actualidad aún se conserva casi intacta habitación 208 del Hotel Reina Victoria-Husa que ocupara durante su estancia aquí. Otras de las plumas extranjeras que aquí encontraron inspiración fueron George Elliot, Washington Irving y Ernest Hemingway, quien en su novela Por quien doblan las campanas, relata el terrible suceso de cuando varios nacionalistas fueron despeñados por las paredes de sus barrancos durante la Guerra Civil Española.
El otro célebre visitante estadounidense fue de Orson Wells, quien dejara inconcluso el proyecto de filmar la vida del Quijote. Su apego por la zona fue tan grande que quiso que sus restos se depositaran en el fondo de un pozo dentro de la propiedad de su entrañable amigo, el torero Antonio Ordóñez..
Y es que la fiesta brava ha tenido en Ronda su lugar de cuna. Un lugar notable es su coso taurino, de monumentales proporciones y refinada arquitectura, con innumerables arcos y columnas en donde se han presentado grandes faenas y en donde la familia Romero definiera sus reglas fundamentales, Hoy es el escenario donde cada año se realiza la Corrida Goyesca, en honor al pintor.
Recorrer Ronda es seguir los pasos de una larga ruta que nos lleva tras las huellas de Escipión, en la época de las Guerras Púnicas, la dominación mora, y su reconquista a cargo de Fernando El Católico. Pero también una grata vía que nos lleva a gozar de la sus fecunda vida cultural, que se expresa de sus espectaculares procesiones de Semana Santa, al igual que en sus muchos museos, y festivales como el del Cante Grande, que se celebra en verano, dedicado al flamenco.
A finales del siglo XIX los ingleses construyeron el ferrocarril de Algeciras a Ronda para escapar del sol abrasador de Gibraltar. De la misma manera hoy en día nosotros podemos llegar hasta la elevación de Ronda para escapar del vértigo acelerado que produce la vida contemporánea y encontrar, a cambio, un espacio de inspiración y reflexión que mira más allá del tiempo.