PASEOS y CALLEJONES
El Laberinto de sus Calles
Callejoneando
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Las calles de San Miguel forman un atractivo tapiz de fachadas, tanto largas como compactas, que sólo pueden ser apreciadas emprendiendo paseos a pie.
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A pesar de que cada fachada tiene un toque distintivo y diferente, la suma tiende a formar un conjunto armonioso, salpicado de picaportes, macetas con flores, balcones y ventanales cubiertos de herrería, que nos invitan a asomarnos al interior.
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Sus andadores pueden mostrarse a la vez tranquilos y apacibles, o incluso hasta vacíos. Sin embargo también se les ve extremadamente llenos y agitados, dependiendo de la ocasión, o a la distancia que estén del intenso movimiento y ambiente que se vive en la plaza principal.
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Debido a que los anuncios y los letreros comerciales sobre calles y fachadas están restringidos, los listones multicolores sirven para atraer la atención de turistas y paseantes.
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Las calles de San Miguel cotidianamente sirven como un vívido escaparate en donde presenciar lo inesperado no es ya un evento extraño.
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Los balcones se usan como exhibidores improvisados que pintan la personalidad y la diversidad social, artística y cultural de los moradores de comercios y viviendas.
Vendedores Ambulantes
- La experiencia de salir de compras en San Miguel va más allá de los lugares y establecimientos confinados. Se extiende hacia las calles y pasajes donde una cauda de vendedores exhiben atractivamente sus mercancías, como vistosos globos para chicos, o altas pilas de sombreros tejidos, transportados sobre sus cabezas, en un alarde de balance. Tampoco falta la aparición de juguetes populares como las tradicionales muñecas de trapo.
- Las flores, naturales o hechas a mano, adornadas con tintes y materiales muy diversos, se elaboran hábilmente frente a los ojos de los compradores, atraídos por el brillo de su muy colorida paleta.
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Mercaderes, artesanos, obreros y vendedores callejeros ocupan despreocupadamente las calles y banquetas por donde circulan los posibles clientes.
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Las figuras de animales en miniatura, como burritos y mulitas, son una clásica fuente de inspiración y creatividad que cobra vida en las manos de los artesanos.
La Plaza y las Procesiones
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La mayor presencia de vendedores y artistas ambulantes se concentra en torno a la plaza principal, e incluso un puesto de nieves tirado por caballos se instala momentáneamente delante de la casa original, y actualmente museo regional, del libertador Ignacio Allende.
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No es extraño de pronto escuchar el sonido creciente de himnos, cánticos y tambores que suelen acompañar a las procesiones religiosas o festividades cívicas. Este fenómeno espontáneo añade al sentimiento colectivo que unen a la venerable villa y a su gente, mientras comparten y disfrutan del hábito de marchar y convivir entre las calles.
Parques y Jardínes
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La fronda de su parques crea frescos oasis que respiran en medio de la compacta urbanización de sus calles.
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El Parque Juárez, con su quiosco y tradicional área de lavanderías al aire libre es una de las visitas más gustadas por los turistas.
Las Calles Toman la Escena
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Un buen número de artistas, ya sea de manera individual o en conjunto, utilizan frecuentemente las calles y plazas para presentar espectáculos públicos que convierten al pueblo de San Miguel en un teatro vivo, abierto a representaciones de obras, sainetes o conciertos que congregan a un público agradecido que así disfruta de las expresiones del arte a cielo abierto.